
En esta ocasión regresamos movidos por el deseo de seguir aprendiendo a leer el paisaje. Con el mapa en la mano y la brújula como guía, nos internaremos en los extensos hayedos de Urkiola, dejándonos envolver por su silencio y su noche, siguiendo el curso de vaguadas y ríos, ascendiendo espolones y crestas. Cada paso será una oportunidad para afinar nuestras capacidades como orientadores.
Nos aproximamos a la salida

Buscando el punto de ataque

Gran parte del recorrido va bosque a través

Arroyo

Una de muchas carboneras, en estas se levantaban montones cónicos de troncos y ramas cuidadosamente apilados, cubiertos con tierra y hojas para controlar la entrada de aire. Encendían el fuego por el centro y vigilaban la combustión día y noche durante varios días, regulando el oxígeno para que la madera se quemara lentamente sin llegar a arder del todo.

Sobre el agua

Imponentes hayedos

Algunos evocan al monóculo de Tartalo

Comienza a oscurecer, pero en los claros del bosque todavía se puede ver algo

Hasta que abrazamos la noche, es aquí dónde se forjan los grandes orientadores

Vídeo resumen
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